¿Tienes dudas sobre si tu hijo tiene algún problema con su vista? Muchas enfermedades oculares se manifiestan durante la etapa pediátrica y un reconocimiento temprano es fundamental para su detección y resolución. Hoy en Nano Blog te contamos las más habituales.
Como padres, es nuestra responsabilidad garantizar un óptimo estado de salud en nuestros peques. Su salud visual también debe ser vigilada ya que durante los primeros años de vida la vista pasa por un gran número de cambios y resulta imperativo realizar exámenes periódicos a los niños que evalúen la correcta evolución de su visión.
Los trastornos oculares más comunes en la infancia
Mientras que algunas veces los niñ@s dan señales claras que pueden alertarnos sobre algún problema visual, otras veces, los trastornos de la vista pueden pasar más desapercibidos. Si quieres conocer los más comunes, sigue leyendo.
Miopia: Se trata de un defecto de la visión que causa que veamos los objetos lejanos borrosos. En niños puede ser más difícil de identificar que en el caso de los adultos así que te animamos a que prestes atención a indicios tales como, confusión entre palabras y/o renglones. La dificultad o incapacidad de identificar rostros o hipersensibilidad a la luz.
Hipermetropía: Los niñ@s con esta afección no ven correctamente los objetos más cercanos. Cuando cuentan con esta alteración en la vista suelen sufrir hipersensibilidad a la luz, un parpadeo excesivo y un habitual escozor en los ojos. La hipermetropía en niños es un problema de refracción que con unas gafas con lentes convergentes puede reconducirse y lograrse una corrección óptica.
Astigmatismo: El astigmatismo tiene un importante componente genético por lo que si alguno de los padres lo padece, debemos estar atentos. Esta afección provoca que la córnea experimente una curvatura irregular deformando los objetos tanto a corta como a larga distancia. En los menores suele manifestarse mediante el picor y enrojecimiento de los ojos, dolores de cabeza, fatiga visual y guiños buscando enfocar la vista.
Ojo Vago: También llamado ambliopía se produce por falta de estimulación visual durante el desarrollo de los ojos. Por lo general, aparece como consecuencia del estrabismo o cuando el niñ@ tiene una gran diferencia de graduación entre ambos ojos. Entre las señales de alerta destacan el dolor de cabeza recurrente, si cierra un ojo para enfocar o inclina la cabeza cuando está llevando a cabo tareas que requieren esfuerzo visual. El ojo vago se puede corregir si se detecta y trata a tiempo, antes de los 7 u 8 años con el uso de las gafas adecuadas.
Estrabismo: Es la pérdida de paralelismo de los ojos del niño. Esto, provoca una desviación anormal de uno o ambos ojos en alguna de las posiciones de la mirada. Es más fácilmente detectable que las anteriores patologías por la evidencia en la mirada del pequeño, si bien, otros síntomas pueden ser la fatiga visual, la dificultad de la lectura o la visión doble.
En cualquier caso, ante la menor duda o señal de alerta conviene concertar una cita con el especialista de la visión y, si no hay señales, hacer las revisiones periódicas recomendadas. La primera a los seis meses. La segunda a los tres años de edad y, anualmente, a partir de ese momento.
Nano, expertos en salud visual infantil